lejanía inminente.

Una punzada
en el vientre
y otra vez,
los celos,
se apoderan de mí.

Ahora,
que te alejas,
que la comunicación
va a ser difícil
y los abrazos
imposibles,
tengo miedo,
miedo al vacío de las noches
y a la lluvia de meteoritos
en mi cama.

Necesito quererte menos,
necesito amarte con menos fuerzas,
necesito parar esta tormenta...

Herida

Hay días que creo
que donde mejor estoy
es en la cama
y no precisamente
por deshilar las sábanas,
o los despertares cálidos,
si no porque no hablamos,
porque sólo soñamos,
sin tener que darnos
más explicaciones,
tras los buenos días.

Y ahora qué,
me tiendes la mano
y quieres que hablemos
de cómo te sientes
de cómo te hago sentir,
mientras yo titubeo
un por qué.


Egoísta,
salgo en mi defensa
como un animal herido,
sabiendo,
que lo único que me queda
para salir con vida,
es tirarme a tu yugular,
con lo que eso implica,
con el desenlace final ,
con el sangriento

desenlace final...

Noches cortas...

Recoger la ropa

de la noche anterior,

mezclada con tu aroma,

con tus instintos animales

y querer mantenerla así siempre.

Estirar las mantas

revueltas por las dos,

deshiladas por la pasión.

Cerrar los ojos

y recordar cada minuto

cada segundo

que me arrastré por tu cuerpo.

Dejarme llevar

hacia el vicio más oculto

y saciar mi sed

de ti ,

otra vez.

Primavera

Mi primavera,
se apea en una esquina.
Deja pasar las flores,
las lluvias repentinas
y los días más largos
esperándote.

Sentada en un banco,
mirando al suelo
y jugando con un papel
que alguien tiró tras el dulce.

La madera de mi espalda,
chirría,
lleva años siendo morada
por viajantes de todos los sitios,
de todos los colores
que buscan lo mismo,
dejar pasar la primavera...

Aire limpio

Asomada en la ventana,
enciendo el único cigarrillo
que guardo en mi cajón,
para fumar todos
y cada uno del los recuerdo.

Dejo que caiga la ceniza
en mis pies
y los sacudo para deshacerme
del último resquicio que
pueda quedar en mí.

Cojo una bocanada de aire limpio,
cierro los ojos
y después de girar el cuello
para descontracturar
todas mis vértebras,
vuelvo dentro del salón,
me tiro en el sofá
y descanso mi última hazaña.

Dulce insomnio

En mitad de la noche

despierto

y lo primero

que hago es

extender la punta del pié

a ver si sigues a mi lado,

si la oscuridad

no te ha llevado lejos de mí,

si sigues llena de vida

y tranquila,

reposando la cena.

Me giro sobre mi lado derecho

para acortar distancias

y mis dedos caminan sólos

en busca de tu mano.

Nos cogemos firmemente

y entrelazamos cada una

de nuestras extremidades.

Sigilosa,

aprieto mis labios

que salen a la aventura,

en busca y captura de los tuyos.

Una vez satisfecha,

me rindo al sueño,

misión cumplida.

Más que mucho...(táctica y estrategia)

Otra vez,
caen las horas
como hojas en otoño.

De vez en cuando,
resbalan de mis labios
palabras de deseos
y súplicas de amor.

Alguna vez,
te quise más
que a nada
y más que a todo.

Pocas veces
me arrepentí,
de perder horas de sueño
a tu lado.

No siempre,
busqué tu número
como primera opción.

Pero jamás
dejé de pensar en ti.