Sentirme como una tonta
tras girar tu cara frente a mí,
tras tu indiferencia
y la incomodidad
que conlleva encontrarse
con un antiguo amor,
tropezar con cenizas...,
arrastrarse por el recuerdo...
Tonta me siento
una y otra vez por pensar
en ese café a destiempo
o por esas charlas indiscretas
llenas de coincidencias.
Defender causas perdidas,
querer que naufrague
el último velero anclado en la orilla,
rasgar el pasado
y curarlo con el futuro,
vestirme de recuerdos
y consolarme con tiempos mejores,
buscar la felicidad
en medio de la melancolía,
dejar que entre en mí,
de nuevo,el dolor
por no encontrar tu respuesta
y sentirme herida,
defraudada y
totalmente deshilachada...
Ahora soy yo
la que va a cerrar tu ventana
la que dejé abierta
miles de abriles para esperar tu vuelta,
esa brisa que airease mis adentros
y me devolviese la sonrisa
que quedó a tu ladito.
Se acabó ilusionarme
con ese café,
ese lleno de terrones de azúcar
para endulzar algo más que tu presencia,
que tus recuerdos,
que tu futuro,
que nuestra amistad.
1 comentario:
Hay que cerrar algunas ventanas porque se cuela el frío, y cerrar algunas puertas, porque se escapa el gato... muá
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