01 septiembre 2019

A bocajarro

Me gusta la gente DIRECTA.

La que pregunta exactamente lo que quiere saber, que espera una respuesta sincera y se agarra fuertemente en el asiento, apretando los dientes y cerrando los ojos porque sí, sabe que lo que viene, la respuesta , será un huracán.

Me gusta las personas que se abre en canal,
como los pobres cerdos de las matanzas en mi pueblo “rajaos” de arriba a abajo donde no hay escapatoria y todo está a la vista.

Admiro a los y las valientes que van con los sentimientos de frente, como el que va con una diana en la cara afrontando que alguien quiera probar suerte. 

La empatía quedó como una vivienda de segunda mano donde nadie quiere quedarse , donde las escaleras para subir a ver al vecino de arriba quedaron rotas, descolgadas, descorchadas y la única posibilidad era mediante una tirolina de esa que te pone el estómago de vuelta y te nubla la visión.
Qué difícil empatizar, verdad...?

Me apasionan los y las Robin Hood que van haciendo justicia por el mundo intentando cambiarlo y darle la vuelta , esos que acercan el vaso del café a la barra para aligerar el trabajo del camarero o se les ocurre hasta ser simpáticos y agradecer un buen servicio no sólo con propinas.

Hacia dónde estamos yendo o hacia dónde queremos llegar lo marcamos nosotros.

Hay gente que le mueven los dedos y no las piernas, los mensajes y no la voz... 

Estamos perdiendo humanidad y volviéndonos robot sin sentimientos??


Yo , cada vez lo tengo más claro, ¿ y tú ?

09 agosto 2019

Aire nuevo

Llegaste como un Tsunami limpiando todo mi interior,
llevándote las ramas rotas,
las piedras que entorpecían mi camino,
arrancándome la venda de los ojos
y la cuerda que amarraba mis alas.

Viniste como una bocanada de aire fresco  dispuesto a hacerme despegar el vuelo.
Tus abrazos juntaron las 2 partes de mi  corazón y lo sellaste con besos de sutura.

Susurraste en mi oído palabras bonitas de las que te arrastran las telarañas de quien ya no quiere amar más y me quitaste el miedo a soñar.

Carne fresca llena de vida, de ilusiones, de todas las esperanzas y ganas que había perdido por no querer volver a sufrir de nuevo.

Bailes , saltos , risas , flores , música , cerrar los ojos y transportarnos juntas fundiéndonos , oliéndonos , sintiendo , queriéndonos.

Amarte cada día más, tener ganas de ti a cada segundo que no estamos juntas, arrastrar suspiros de amor y evadirme en el primer recuerdo donde todo era una incertidumbre para volver a abrir los ojos y tenerte cerca, a mi lado...

Sí Quiero y Sí Querré el resto de mis días cuando tú seas la pregunta porque tú eres y serás la respuesta.

09 marzo 2019

Nunca quise irme

Ya está aquí la primavera con su olor a Azahar
con ese perfume de recuerdo,
de hojas caídas en cada rincón de esa ciudad,
de esos parques que me enseñaste, 
de esos colores que dibujaste para mi ,
de esa pausa que me tome a tu lado
para respirar profundo
y aprender a volar en otra dirección.

Siempre quedará ese limbo 
en el que no distinguía el bien del mal 
donde sólo me permitía sentir,
reir, bailar, cantar...

Aquél donde el río nos separaba de la otra orilla
aquél donde todos los puentes nos unían
dónde la distancia nos volvía a separar
y de donde jamás quise alejarme.

Nunca quise irme,
perder a mi ave fénix
dejar la fuente que me dio de beber
en una carrera de fondo 
donde sólo quería escapar de mi.

Todo se tiñe de blanco y negro
como negativos de una foto ya en el recuerdo
aquella que desempolvas del cajón desastre
donde quisiste arrinconar tus recuerdos. 



El amor dura el tiempo que lo cuides

El amor dura el tiempo que lo cuides,
lo mismo que duran las ganas de arrancarte tristezas
y regalarte alegrías.
Tanto como paraguas abra para que no te mojes en días de lluvia
y tantas sombrillas como puedan protegerte en días de sol.

Sí, tiene fecha de caducidad,
la misma que queramos ponerle por no mimarnos,
por no preocuparnos la una por la otra,
por dejarnos a la deriva en el mar de la rutina,
en el que a veces, sin querer, nos encontramos.

No es eterno,
pero sí puede durarnos una vida,
la tuya o la mía o la nuestra.

Lo sé, nada es para siempre
aunque podemos jugar con las manecillas del reloj,
igual que con tu pelo enredado en mis dedos ,
igual que cuando te acaricio
y dibujo corazones en tu espalda.

Quiero alargar ese final
y hacer puntos suspensivos
y hacer suspensivos los puntos.