28 agosto 2012

Otra Piel

Sólo me enamoré una vez
hasta dejarme la piel
y después de recoger las tiras,
esparcidas por cada rincón
con tintes del ocre de una vela,
la silueta que dibujaba mi espejo
gritaba desaparecer.

Miles de puntos de sutura
impedían el olvido
y las venas palpitaban
queriendo buscar salida
fuera de ese caos inhumano.

Cristales por el suelo
y la resaca
de sentimientos distorsionados,
envueltos de polvos blancos ,
era lo único que prendía
un hilo de luz en la habitación
y ahora sólo queda despertar,
de nuevo,
con otra PIEL.





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