12 diciembre 2006

En la distancia

Piedras aliñadas frente a mí,
impedían acercarme a ti,
rozar mi aliento con tu aliento...
Te oí llamarme,
pero cuando aparecí a tu lado,
para agarrarte,
ya era tarde
y tu peso había vencido a la gravedad.
Mis brazos se vieron
sumamente cortos
y aunque mis dedos se alargaron
hasta dimensiones inesperadas,
sólo conseguí rozar
el último mechón de tu pelo,
con el que me quedaba dormida
mientras lo enrollaba una y otra vez,
cada noche,
entre mis dedos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dormir con el mechón de pelo de alguien es sumamente fetichistas. ¿Qué mas cosas te gustan? jeje. Ya he puesto una foto de mi sobrino en el blog, si pinchas encima se le ve en grande.
Cuídate.
Muak