hoy mi reloj biológico sonó demasiado pronto,
me enfundé ropa cómoda
y decidí pedalear sin rumbo.
Llevé música variada
pero preferí escuchar
el pisar de la rueda en la gravilla,
nunca pensé que ese ruido relajase tanto...
No había sombras
a mi alrededor,
ni ecos ensordecedores,
hoy,
me sentí un poquito más libre...
4 comentarios:
y que te de el fresquito en la cara y el solito en los hombros con las camisetillas blancas de tirantas :P las cuestas abajo molan más, eso sí, me encanta andurrear en bici, por el campo y por la ciudad, quitando la bici, nadar y el páddel, el resto..paso..ya sabes..jaja ala, pedalea pedalea y pedalea hasta que las rejas se partan y te quede sólo la libertad
La bici es una de mis compañeras de a diario y conozco bien esa sensación que describes, cuando te pierdes por las fantásticas pistas que tenemos en nuestra ciudad.
un abrazo, Bienve.
Marisa... pues sí, he pensado en quitar algún día el nombre del blog, pero creo que será cuando lo jubile y abra otro..
Dédalus, no me deja hacer ningún comentario en tu blog, no sé... bueno que sepas que estoy enganchada a esos diarios que escribes...
Por cierto, cuando quieras un paseo en bici hasta Estibaliz.muak!
Me alegra que te hayas sentido tan, tan bien...
Enlazando esta entrada con la anterior "entre sueñosÇ" va a ser que quieres los dos lados de la cama para tí
Besito
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