06 septiembre 2006

algun día

Solía pensar que estabas tranquila
sabiendo que no tenías de qué preocuparte,
a la salida te esperaban
y no tenías ninguna duda de que allí estaría.
Yo te envidiaba por ello,
a mí no me ibas a esperar en ningún sitio
que no fuese en mis sueños…
Me imaginaba llegando a casa,
esta vez la sopa no estaba fría,
ni la sartén echando humo sin parar
por culpa de mis ausencias pensando en tí.
Hacía la cama imaginando que a la noche
o incluso a media tarde,
la íbamos a deshacer sumidas en la pasión.
Y aquí sigo,
Envidiando a todo aquel que no espera
porque saben que estarán.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deja de soñar y vive la realidad que tienes, que merece mucho la pena!!! Sobre todo tú!!!
Un besazo